por Andreina Figuera |
Cada septiembre, en lugar de soplar velas rodeada de globos y fiestas ruidosas, me regalo algo mucho más valioso: un espacio de introspección, gratitud y visión.
Con el paso de los años, descubrí que este ritual de cumpleaños no solo marca un nuevo ciclo personal, sino que se ha convertido en el hábito más poderoso para mantenerme fiel a mí, a mis sueños y a mi esencia.
Y lo mejor de todo es que este ritual no tienes que hacerlo solo en tu cumpleaños. Puedes usarlo en cualquier momento en que necesites parar, reflexionar y reconectar contigo misma.
¿Por qué un ritual de cumpleaños?
Siempre me ha parecido curioso cómo diciembre se lleva todo el protagonismo de los “propósitos” de Año Nuevo. Pero, ¿qué pasa con el día en que realmente empieza tu año de vida?
Para mí, septiembre (mi mes de cumpleaños) se convirtió en ese momento sagrado.
Es un recordatorio de que:
La vida no se mide en años, sino en presencia.
El tiempo no se trata de cuánto pasa, sino de cómo lo vivimos.
Un nuevo ciclo personal merece tanta o más intención que el cambio de calendario.
Así nació mi ritual: una mezcla de reflexión, gratitud y planificación, que me ayuda a crecer hacia afuera con mi negocio, pero sobre todo hacia adentro, con mi ser.
El corazón del ritual: mirar atrás para avanzar
Este ritual no es escribir una lista de metas rápidas ni repetir lo que ya está en la agenda.
Es un espacio profundo donde me permito honrar mi pasado, habitar el presente y soñar mi futuro.
Me hago preguntas poderosas que funcionan como espejos:
¿Qué aprendí este año?
¿Qué fue lo más divertido que recuerdo?
¿Qué fue lo más difícil y cómo lo superé?
¿Cuál fue mi momento favorito?
¿Qué me permití recibir y apreciar?
Al responderlas, descubro patrones, reconozco logros invisibles y suelto cargas que ya no me pertenecen. Este año, por ejemplo, me di cuenta de que mis recuerdos más felices no estaban en grandes logros, sino en la simplicidad de caminar en la naturaleza, jugar con mis hijos o tener conversaciones auténticas.
Conectar con el presente y proyectar el futuro
Luego de mirar atrás, proyecto hacia adelante.
Me pregunto:
¿Qué deseo para este nuevo año de vida?
¿Qué áreas necesitan más atención?
¿Cómo visualizo mi versión más plena?
¿Qué energía quiero tener a mi alrededor?
¿Qué escojo mejorar por y para mí?
Y, sobre todo, la pregunta clave:
👉 ¿Cómo me quiero sentir en el camino?
Porque no se trata solo de lograr metas, sino de caminar hacia ellas con intención, plenitud y autenticidad.
Algo que me funciona mucho es elegir tres áreas prioritarias para enfocar mi energía. Puede ser mi salud, el tiempo de calidad con mis hijos, o las finanzas. Es mi manera de recordar que sí se puede con todo, pero no con todo al mismo tiempo.
Un ritual respaldado por ciencia y sabiduría
Quizás pienses: “Andreina, esto suena muy romántico, muy espiritual, pero… ¿realmente funciona?”.
Aquí te comparto algo fascinante: el Dr. Mario Martínez, especialista en psiconeuroinmunología, estudió a los centenarios (personas que llegan a los 100 años con vitalidad) y descubrió que lo que los mantiene vivos no es la genética, sino sus rituales, percepciones y emociones.
Los centenarios cultivan cada día:
Gratitud
Generosidad
Admiración
Curiosidad
Y su manera de ver el tiempo es única: incluso a los 101 años, siguen soñando en proyectos a futuro, siguen visualizando lo que quieren lograr.
Cuando leí esto, confirmé lo que siento cada septiembre: los rituales nos dan longevidad emocional y dirección vital.
Una práctica que también transforma mis negocios
Aunque este ritual es profundamente personal, inevitablemente impacta en cómo lidero mi negocio y acompaño a otras mujeres.
Primero, me regalo este espacio íntimo y emocional.
Después, traduzco esa claridad en la parte estratégica: planificación de metas, definición de proyectos, decisiones sobre qué delegar y en qué enfocar mis energías.
Ambas cosas son necesarias: la intención que nace de dentro y la estrategia que impulsa hacia afuera.
Cómo puedes crear tu propio ritual
No necesitas esperar tu cumpleaños ni un nuevo año. Puedes hacerlo hoy mismo.
Aquí tienes una mini-guía:
Regálate un espacio de calma. Un café, una libreta, silencio o música suave.
Escribe estas preguntas y respóndelas con honestidad.
¿Qué aprendí este año?
¿Qué necesito soltar para abrir espacio?
¿Qué deseo recibir con intención?
¿Cómo quiero sentirme cada día?
Tómate tu tiempo. No intentes responder todo en un día. Vuelve a tus notas, añade reflexiones y dale forma a lo que realmente importa.
Elige tres áreas prioritarias. Así evitarás dispersión y darás pasos sostenibles.
Honra lo que surja. Celebra tus avances, reconoce tus emociones y comprométete contigo.
El poder de soltar y agradecer
En este ritual, la gratitud y el soltar son los motores.
Preguntarme ¿qué necesito soltar? me permite abrir espacio para lo nuevo: a veces son emociones, otras veces hábitos, personas o incluso proyectos.
Y agradecer lo vivido me recuerda que todo, lo bueno y lo difícil, me ha traído hasta aquí.
Este año decidí abrirte aún más mi corazón y grabar un episodio especial donde te muestro cómo hago este ritual y cómo puedes adaptarlo a tu vida.
Ahora te pregunto a ti
¿Qué necesitas soltar para abrir espacio en tu vida?
¿Cómo quieres sentirte en este nuevo ciclo?
Déjame tu respuesta en los comentarios o compártela conmigo en redes. Me encantará leerte.
Recuerda: no necesitas esperar a diciembre ni a tu cumpleaños.
Cada día es una oportunidad para intencionar, agradecer y ser fiel a ti.